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sábado, 2 de noviembre de 2013

Para que podamos saber de qué nos habla el autor


Crédito de imagen
      Seguimos pensando en la novela Plata quemada, tragedia moderna situada en la Argentina de mediados del siglo XX. Los dos  protagonistas, los mellizos, aquel par de tipos inseparables "que ni son hermanos, ni son parecidos" son elevados al rango de héroes ya que  deciden enfrentar lo imposible resistiendo  y eligiendo la muerte como destino. Quizás se  pueda pensar qué clase de héroes son estos dos seres absolutamente violentos, homosexuales  que se pasan el día drogándose y a los que no les tiembla el pulso a la hora de decidir matar y matar a agentes de la ley que los buscan desde el día en el que cometieron aquel atraco en Buenos Aires también bañado en sangre. Desde luego no son héroes al estilo clásico, no son ejemplares porque la sociedad de donde surgen tiene muy poco de ejemplar.Esta es la piedra angular de la novela. En la página 14 (Anagrama) Piglia nos informa que "Malito era el jefe y había hecho los planes y había armado los contactos con los políticos y los canas (policías) que le habían pasado los datos, los planos, los detalles y a quienes tenían que entregarles la mitad del paquete." Este golpe se fragua en las manos de políticos y policías que necesitan de unos tipos muy bragados para dar el golpe y para dar la cara. En las últimas páginas, cuando la policía los sitia en Montevideo y ya no queda vivo más que el Gaucho Dorda, sabemos que éste  es encarcelado, y en la página 222-3 sabemos de su final: "Por su parte, el Gaucho Dorda se recuperó de las heridas y fue extraditado a Buenos Aires y murió al año siguiente, asesinado durante una rebelión de presos en la cárcel de Caseros ( según parece, ejecutado por un infiltrado de la policía)." Se deshacen de la única prueba viva que podría evidenciar  la monstruosidad de un sistema político, policial y judicial radicalmente corrupto.
     
      Enfrentar lo imposible. Parece que todos en la novela, salvo el lector, sabían que las cosas de ir mal iban a ir  trágicamente mal  para ellos. ¿Dónde radica la tragedia? En unos hombres cuyo lugar en el mundo  es imposible desde la adolescencia. El propio Nene Brignone nos cuenta cómo su estancia en la cárcel lo transformó en lo que son: allí se hicieron drogadictos, pendencieros. Allí los violaron. Allí los torturaron. Dice el propio Brignone  "Terminé preso. Y dejé de ver lo que veía de chico. (...) En la cárcel me hice puto, drogadicto, me hice chorro, peronista, timbero... allí te parten el alma... allí te envenenás, te llenás de veneno como si lo respiraras... el odio es lo que te mantiene vivo."  Mientras leo esto recuerdo la serie de documentales que la Sexta emite esta temporada Encarcelados donde Jalis de la Serna y su equipo siguen el rastro de españoles encarcelados en seis países de Hispanoamérica.


 Sólo viendo los documentales podemos llegar a vislumbrar la realidad tremenda de la que nos habla el Nene Brignone: presos que deben consumir droga para soportar la extrema violencia  que impera en ese infierno, que reciben palizas y torturas diarias. Cárceles que convierten a hombre y mujeres en verdaderos despojos humanos (pincha encima de esas dos palabras en color). Adjunto otro vídeo  en un intento de que, aunque no podamos ponernos en la piel de estas personas, al menos seamos testigos oculares de su drama. Piglia no centra la reflexión en la conducta de estos dos héroes modernos, incluso antihéroes, Piglia lo que subraya es la necesidad de una reflexión sobre los valores sociales y sobre la condición humana. Cuestión que abordaremos en una próxima entrada.


jueves, 31 de octubre de 2013

Plata quemada

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       Plata quemada de Ricardo Piglia está encima de la mesa. Es una novela cercana a varios géneros: el cine negro, la crónica periodística, la crítica social. La narración versa sobre unos acontecimientos ocurridos en el Buenos Aires de los años sesenta, y algunos lectores pueden llegar a sentirse agredidos por la crudeza de  las situaciones que Piglia acerca a nuestro día a día. Si Levrero ya nos había advertido en La novela luminosa que es completamente imposible que desde nuestra atalaya privilegiada de ciudadanos del primer mundo entendamos y comprendamos lo que ocurre en países que él denomina "subdesarrollados", aquí nos puede ocurrir algo similar.
 
     La crudeza en la que viven unos personajes dentro de una novela  y , por qué no decirlo, que generan los propios protagonistas no es  lo más relevante. Piglia lo aclara en la página 221 de la edición de compactos de Anagrama: "Cuento una historia real". Ahí radica la tragedia. Porque de  una tragedia moderna, eso sí situada en los márgenes sociales donde ésta abunda, se trata. Dice en la página 225 cuando refiere el momento en que conoció aquellos hechos ocurridos en 1965:
" Ella me habló de los mellizos, del Nene Brignone y del Gaucho Dorda y de Malito y el Chueco Bazán y yo la escuché como si me encontrara frente a una versión argentina de una tragedia griega. Los héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir, y eligen la muerte como destino."
       
               Yo me quedo sin aliento al leer estas palabras y al recordar que después de estos años la Argentina de los años 70 abocó a muchos de sus ciudadanos, sobre todo jóvenes, a una muerte como único y trágico destino. La maldad es uno de los grandes temas que pueblan el universo de Plata quemada. La maldad de unos seres perversos, casi patológicos, que en una huida frenética dejan demasiados cadáveres en su camino. Pero ahora hablemos de los otros protagonistas de la maldad: las instituciones, algunos políticos y policías corruptos  que son los que realmente orquestan la trama del atraco y la huida. La cita que abre el libro es, en este sentido, esclarecedora.

"¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo? "BERTOLT BRECHT

No es por hacer demagogia barata , pero adjunto los titulares con los que algunos periódicos abren el día de hoy para que cada uno saque su propia conclusión.ECONOMÍA: El inexplicable festival de beneficios bancarios en españa . EL Santander gana un 77% más, el BBVA crece un 86% y CaixaBank engorda un 164,5% en la España de la crisis.
     
      Sabemos que de esta novela se hizo una película, documento  más amable que la novela,  donde el elemento amoroso y una estética visual muy potente  además del atractivo físico de los personajes consiguen quitar hierro al asunto. Dulcificarla. Sabemos, lo acaba de decir Haneke en su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias, que el cine es la más cara de las producciones artísticas y que debe conseguir un número alto de porcentajes para su supervivencia. Quizás por eso la película decide salirse del guión y apostar por ingredientes menos amargos. Pero Haneke sigue indicándonos el camino: el cine no puede olvidar la  regla básica interhumana de las producciones artísticas: provocar diálogo, reflexión, y no atontamiento. No digo que la película lo haga pero sí nos evita en cierta forma tan mal trago, apartándonos  en cierta medida del verdadero meollo de la cuestión. El relato de Piglia no es una novela tremenda y cruel , lo tremendo y cruel es que sea una historia que ocurrió. Esa es la tragedia. A Piglia sólo nos queda reconocerle los aciertos a la hora de construir un texto trepidante en su construcción narrativa. Y el darnos más de un motivo para la reflexión.